El filósofo alemán Martín
Heidegger (1889-1976) fue uno de los pensadores más influyentes del siglo XX,
sus obras han hecho valiosos aportes no solo en el campo de la filosofía, sino
también en la teología, psiquiatría e informática. En sus inicios fue discípulo
de Husserl, no obstante sus
intereses metafísicos lo llevaron a apartarse de la postura de su maestro en
torno al enfoque de la fenomenología; una de las tesis de la Escuela de Frankfurt, cuya
vertiente es idealista o subjetivista. Según Chiappe (2012) “La experiencia del
mundo significativo es quizá el punto crítico de distanciamiento entre las fenomenologías de
Heidegger y la de Husserl”. (p.557). Desde la perspectiva intuitiva de Husserl
no hay determinación histórica en los conceptos filosóficos desarrollados, como
explica Jaran-Duquette (2011). Mientras que Heidegger resalta el aspecto
hermenéutico del conocimiento y sostiene que el ser humano es interpretativo,
concibiendo la interpretación como el modo natural de los seres humanos y no
como instrumento para adquirir conocimiento, tal como explican Ramírez, Arcila,
Buriticá y Castrillón (2004), quienes afirman lo siguiente:
Heidegger
concibe al mundo como "subsistente", como dado; el sujeto cognoscente
sólo debe comprenderlo y actuar sobre él: hombre, sentido y mundo conforman una
unidad inseparable, es la identidad sujeto-objeto. Para la propuesta filosófica
heidegeriana el ser es temporal, significativo e histórico. (p.51)
Partiendo de estas premisas
que orientan el trabajo interpretativo de Heidegger sobre la investigación
social, puede argumentarse que el ser humano en su relación con el mundo que lo
rodea actúa racionalmente, buscándole significado a los objetos con los cuales
convive para mejorar su existencia. De allí, que la trilogía
hombre-sentido-mundo se considere un sistema que funciona
interrelacionadamente, donde el hombre ejerce el control sobre su vida y en ese
intento, sus intereses y actuaciones van cambiando de acuerdo al contexto;
razón por la cual, Chiappe (2012) alega que “La vida humana no puede ser
observada desde afuera, nos hallamos siempre en medio de ella”. (p.562). En correspondencia, Echeverría (2005) señala
que la postura de Heidegger cuestiona la visión del conocimiento centrada en el
individuo por dos razones:
…en
primer lugar, porque el mundo del Dasein es un mundo socialmente poblado.
Existimos socialmente y socialmente conocemos. Es más, sólo podemos conocer
porque el conocer es una actividad social; en segundo lugar, porque a la vez
que vivimos en un mundo socialmente poblado, vivimos también en una tradición.
Es en el trasfondo de esa tradición que conferimos significado. Ello reitera la
importancia del círculo hermenéutico. (p.119)
Al respecto, vale destacar
que el vocablo alemán Dasein,
utilizado ampliamente en la concepción fenomenológica heideggeriana, se refiere
según Océano Multimedia (s/f), a la forma específica de ser que corresponde al
hombre es el Ser ahí, por tanto al
encontrarse éste inmerso en el mundo su significado se transforma en Ser en el mundo. Un mundo sumamente complejo que solo puede
ser conocido desde adentro. Así pues, Briones (2002) aludiendo al aporte de
Heidegger sostiene que “…la hermenéutica gana en profundización y la
comprensión pasa a ser una estructura fundamental del ser humano…”. (p.36).
Para lo cual se propone la adopción de una postura más práctica y menos
teórica, pero con fundamentos históricos, ya que la finalidad es lograr una
existencia pasablemente digna; y para ello es necesario que se empleen los
recursos adecuados a los fines de satisfacer las demandas sociales considerando
la experiencia del pasado.
En este contexto, Heidegger
plantea dos formas de observar tales recursos, que según Chiappe (2012) son
“presencia y utilizabilidad” (p.568). Es decir, que existan y se encuentren a
disposición del hombre para que pueda manipularlos; y, que sirvan para
emplearse en alguna actividad que satisfaga una o más de sus necesidades.
Cobrando entonces relevancia el conocimiento técnico, el cual debe sustentarse
obviamente en un conocimiento empírico producido por la práctica y apoyarse en
datos confiables. A tales fines, consideró la obra de Aristóteles no solo como
referencia histórica de la filosofía,
sino apropiándose críticamente de los conceptos manejados bajo ese enfoque con
total adaptación al nuevo contexto. Su propósito era demostrar que la teoría no
representaba la máxima determinación de la existencia humana, ya que según la
complejidad de la humanidad como objeto de estudio, la praxis venía a ocupar
ese lugar, por constituir la raíz ontológica del problema.
El caso es, que desde la
postura heideggeriana se busca a través de la praxis la creación de
significados para las cosas que se encuentran en el mundo. Se resalta en este
ámbito, el enfoque ontológico como factor determinante del conocimiento,
cuestionando cualquier forma de separación del hombre con su entorno y
redimensionando la acción y el saber técnico desde el trasfondo de la praxis
humana. A tal punto de hablar de ontología de la técnica y filosofía de la
técnica, como se reseña en Chiappe (2012). La técnica es, en palabras de
Marcuse (citado en Habermas, 1986), dominio sobre la naturaleza y los hombres,
que en cada caso representa un proyecto histórico social en el cual se reflejan
los intereses de una sociedad. Por tal motivo, es importante que se preste
atención a su diseño y utilización, en procura de mantener la esencia y valores
sociales.
En virtud de lo expuesto,
puede decirse que el mirar epistemológico de Heidegger, se acerca a lo
explicado por Jaramillo (2003), cuando habla de poseer conciencia histórica y
reflexiva de un mundo que lo observa, rodea y absorbe aunque quiera objetivarlo
con base a argumentos racionales propios. Vale acotar que el aporte
heideggeriano marcó trascendencia en un contexto caracterizado por un notable
movimiento cientificista impulsado bajo diferentes enfoques, generando diversas
controversias. En opinión de esta autora, el aporte de Heidegger constituyó un
importante avance en el área de las ciencias sociales, puesto que si bien es
cierto que por la complejidad de los seres humanos como objeto de estudio no es
factible regular el proceso investigativo con prácticas estrictas y rigurosas,
no es menos cierto que resulta improcedente abordar los problemas sociales sin
considerar su origen, dado que las sociedades se desenvuelven en un ambiente
que se encuentra constantemente evolucionando. Por lo cual, fue pertinente la
renovación del método fenomenológico auspiciada por Martín Heidegger.
Referencias
Bibliográficas
Briones, G. (2002) Epistemología de las Ciencias Sociales.
Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, ICFES.
Composición electrónica: ARFO Editores e Impresores Ltda. Bogotá.
Chiappe, A. (2012) La filosofía de la técnica implícita en el
primer Heidegger. Revista de Filosofía Aurora, v. 24, n. 35, p. 549-579,
jul./dez. 2012, Curitiba.
Echeverría, R. (2005)
El Búho de Minerva. J.C.Sáez Editor.
Habermas, J. (1986)
Ciencia y Técnica como Ideología. Tecnos, Madrid. Disponible en:
file:///C:/Users/Mipc/Desktop/Uny_2015_2/Sem_Filosof%C3%ADa_Ciencia/Ciencia-y-t%C3%A9cnica-como-ideolog%C3%ADa1.pdf
Consultado el 01 de junio de 2015.
Jaramillo, L. (2003).
¿Qué es Epistemología?. Cinta de
Moebio, Revista de Epistemología de las Ciencias Sociales. Número 18. Santiago
de Chile.
Jaran-Duquette, F.
(2011). La Posibilidad de una
“Fenomenología de la Historia”. Investigaciones Fenomenológicas, vol.
monográfico 3: Fenomenología y política.
Océano Multimedia
(s/f) Diccionario de Biografías.
‘Biblioteca de Aprendizaje Interactivo Mundo Hispano’. Tomo 11. 5° CD-ROM. MMV Editorial Océano. Barcelona,
España.
Ramírez, L., Arcila,
A., Buriticá L. y Castrillón, J. (2004). Paradigmas
y Modelos de Investigación Guía, Didáctica y Módulo. Fundación
Universitaria Luis Amigó. Facultad de Educación. 2° edición. Medellín,
Colombia.
Por: Luiyel Romero
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